Suprimo razones ideales
hirientes, encarcelo
tempestades alucinando
corazones despreciables
inválidos, deformados
ponzoñosamente por
dagas misteriosas
nervadura respingada
escapando aturdido
tropezando sutilmente
ventanales impermeables
astillados completamente
distorsionando esperanzas
innegables.
Por: Nacho e Ícaro